Que
bonito es ver la plaza de toros de “Cañaveralejo”, ante la vista, prácticamente
llena y con una afición con ganas de disfrutar de una buena tarde de toros y
evidentemente no salió defraudado.
El
maestro César Rincón, envió un encierro como se deben enviar a una plaza de
toros importante, y esta es mi opinión personal, muy lejana de aquellas en que
piensan que los toros deben ser unos mastodontes de Bilbao, Pamplona o Madrid.
Los toros a nuestro juicio, deben tener primero hechuras, estar en tipo y ser
un encierro parejo. En su comportamiento en el ruedo, la cosa es mucho más
difícil, porque se valoran temperamentos. De allí que unos salgan mejores que
otros. Dicho esto, el encierro de la ganadería de “Las Ventas del Espíritu
Santo” cumplió con creces su cometido y permitió, por el juego de sus toros,
que podamos disfrutar de una bonita tarde, con comportamientos de diversos
matices, pero con fondo bueno casi todos, y el resultado esta a la vista, “El
Fandi” mereció una oreja en su primero, cortó la oreja de su segundo,
Manzanares pudo cortar también un apéndice a su primero pero la espada no lo
ayudo y cortó las dos de su segundo. Eso es por donde se mire, es un muy buen
balance ganadero.
El
diestro David Fandila “El Fandi”, que vistió un traje nazareno y oro salió esta
tarde con unas ganas desbordantes de triunfar, desde que se abrió de capa en su
primero recibiéndolo con largas cambiadas de rodillas para luego lancearlo a la
verónica con mucha suavidad, compas y cadencia. Por si esto fuera poco quitó
por delantales y una media con las dos rodillas en tierra, entusiasmo con el
capote a los tendidos. Como siempre con los rehiletes fue un espectáculo aparte,
el toro le dio un fuerte varetazo en la mejilla derecha en segundo par.
Su
labor muleteril la inicia de hinojos, con derechazos largos y redondos, siempre
de rodillas, la plaza despertó rápidamente con ¡ooolééésss! Impresionantes. En
el toreo fundamental, un “Fandi” con actitud de novillero, en el buen sentido
de la palabra, derechazos largos, con temple y gustándose, por ello tuvieron
transmisión. Repite por el mismo pitón mejorando la tónica. Con la mano de
cobrar, la izquierda la faena incremento en calidad y emoción para acabar su
labor con “florituras” llenas de torería. Tras una estocada, ligeramente caída
y un descabello certero al primer intento, el burel, del cual hay que decir que
fue muy bueno, un gran toro, dobló. Increíblemente, por razones que jamás
entenderé, se le negó una merecidísima oreja que la afición pidió con muchísima
fuerza, tengo entendido que la primera oreja la otorga el público en mayoría,
el presidente de plaza, la negó, sin potestad para poder hacerlo, dictatorial
mente, así no se construye, se destruye, así no se da seriedad, el complejo de
pretender ser Madrid, no es aplicable para América, a nosotros, los latinos,
nos corre por as venas una sangre diferente
y eso tiene que ser respetado.
Su
segundo toro lo recibió de rodillas para torearlo a la verónica y luego trató
de sujetarlo porque salió suelto, rematándolo con una revolera que al final fue
un circular completo con la capa. Después de parear, el publico y la afición de
pie le grito con fuerza ¡Torero…Torero!, el resto imagínenselo ustedes. Es un
ídolo con los palos. El toro se rompió el casco de la pezuña y a pesar de ello,
“El Fandi” por las ganas que evidenció durante toda la tarde hasta ese momento,
ya tenía a los asistentes en el esportón, fue así que a pesar de las poca
fuerza del burel, pero eso sí, con nobleza, el diestro se invento una faena en
corte tremendista, por ambos pitones, de rodillas, con la derecha, circulares
metiéndose en las costillas, los de pecho. En conclusión una labor cara a los
tendidos muy inteligente y meritoria, el presidente de plaza, que como ya hemos
dicho tiene un baremo de valoración bien raro, le concedió una oreja.
El
diestro José Mari Manzanares, de azul noche y oro, veroniqueó a su primero con
mucho relajo. El cornúpeta llega a la pañosa un poco “chocón”, Manzanares lo
torea por el pitón derecho con su buen gusto característico, pero no transmite
mucho, le da espacios largos entre cada serie, para luego centrarse mejor y
poner más de sí, logrando naturales y derechazos de mejor factura y menos
despegados, continua su labor en la misma tónica. El toro fue bueno, y tras
estocada entera que hizo guardia, y otra muy trasera y tendida, fue silenciado.
En
el quinto de lidia ordinaria lo lancea a la verónica con la categoría de su
gran corte de torero, para rematarlo con una revolera superior. De muleta
destapo el “tarro de las esencias” por ambas manos, una faena basada en tiempos
largos entre serie y serie, muletazos de inspiración “manzanerista” en
circulares por a espalda. Tras un estoconazo, se le concedieron las dos orejas,
las cuales no paseo en la vuelta al ruedo.
El
diestro colombiano Luis Bolivar, vestido de sangre de toro y oro, recibe a su
primero a portagayola y luego con lances a la verónica y chicuelinas para
rematar con una media de cartel. Gran quite del torero por saltilleras.
Ayudados
por alto, fueron el prólogo de su labor muleteril, buenos y con torería,
continua con la mano derecha pero el toro se rajó pronto buscando el abrigo de
las tablas, Bolivar intentó encontrar el terreno propicio para aprovecharlo
mejor, pero ese terreno no existía, insiste con profesionalismo, pero el toro
no valía para más.
A
su segundo, lo recibe con una larga de rodillas y luego lo torea a la verónica
con lances de buena factura. Bolivar salió con ganas llevándose al toro a un
terreno opuesto del que estaba para iniciar su labor de muleta, pero se
estrelló con un toro parado, de embestidas cortas, nada propicio para el
lucimiento, por ello no hay nada más que decir.