De
marfil y oro el toricantano Luis Miguel Castrillón recibió al toro del
doctorado con unos lances a la verónica muy prolijos en su ejecución. Después e la
ceremonia donde el maestro Perera le cedió los trastos, comenzó su faena de
muleta ante un toro que llegó a este tercio con buenas condiciones de embestida,
es decir con clase, lo que permitió a Castrillón torear con ambas manos, el
diestro demuestra al respetable que tiene un buen concepto del toreo ejecutando
derechazos y naturales, el toro tenía calidad y era noble, ideal para una
alternativa. Particularmente, me hubiese gustado verlo sobre todo en este toro,
el de la alternativa, menos en figura y más en toricantano, algo así como si
quisiera a por todas, ver la cabeza de este toro colgada en su casa sin orejas,
sea como fuese, lo que se dice; cruzar la raya un poco más, estar más arrebatador,
en fin son ideas mías simplemente. Por lo demás anda más que bien. Tras una
estocada en el mismo “hoyo de las agujas”, la afición lo invitó a saludar desde
el tercio.
En
el sexto de la tarde, la cosa mejoró notablemente en cuanto actitud, a pesar
que el burel no le dio mayores posibilidades con el capote de salida, pero
destaco en quite. Con la muleta se rebosa el ya matador de toros Castrillón en
buen torero y la óptica para apreciarlo ante este toro, sólo puede ser aquella
para un torero que esta frente a su segundo toro en su vida profesional en el
escalfó superior. Instrumenta derechazos largos y de buen corte, repitiendo la
serie con la misma calidad que la anterior. Toma el engaño con la izquierda y
torea con técnica, gustándose, metiendo el mentón en la hombrera, largo como se
lo pide el toro. Para ser la segunda faena de su vida esta impecable, circulares
invertidos, expone como debe de ser, rubrica su faena con la muleta ejecutando
unas manoletinas ceñidas y una estocada casi perfecta cortando una oreja de
ley.
El
maestro Miguel Angel Perera no se pudo lucir de capote en su primer toro, ya
que este hizo un extraño cuando toreaba a la verónica y paso de la estética a
la brega, como era lo propio de hacer. Sin embargo después de la suerte de
varas se desquitó, valga la redundancia, en un quite por chicuelinas muy
ceñidas que fueron muy jaleadas. Inicia de muleta por alto, con pases muy bien
toreados, enganchando al toro y corriendo la mano hasta los tercios de la
plaza. Prosigue con derechazos largos en
varias series que son acompañados cuando va llevando al toro por delante con
intensos “oooles” de los aficionados. Con la mano izquierda, al natural, no se
acomoda porque el toro no se prestaba para ello por ese pitón, de allí que
prosigue nuevamente con la diestra, pases de las flores, circulares,
roblesinas, su toreo entusiasma y gusta la entrega del torera. Una estocada
donde mandan los cánones el toreo para cortar una oreja.
De
capote, su segundo toro no decía mucho en cuanto a transmisión y Perera lo
torea a la verónica pero su arte no llega a los tendidos por las condiciones
descritas del toro. Empieza de muleta por alto, con mando y temple, toreando
largo y línea recta, y ahora sí, conecta rápido. Derechazos largos toreando a
favor del toro, sin forzarlo, le da tiempo entre serie y serie y mucha suavidad
y temple en el recorrido, eso sin lugar a dudas es magia correctiva. Cambia la
muleta de mano y ofrece unos naturales bajando más la mano, también largos y
con hondura, sin forzar las embestidas, ligando los pases, en esta expresión de
su toreo, repite por el mismo pitón en otra serie con la misma calidad de la
anterior, para luego volver con la mano derecha y demostrar que ya tenía
dominado al buen toro de don Ernesto. Prácticamente hace lo que quiere, su
tauromaquia es extensa y profunda por la largura de los pases, acortando
distancias y ejecutando circulares invertidos en donde no se mueve ni un milímetro
enganchando al toro que sigue la muleta con embrujado por el poderío del
diestro. Que gran torero es Perera, el público se entusiasma tanto que pedía el
indulto pero no era lo correcto. Pinchazo y estocada. Cortó las dos orejas.
El
diestro Iván Fandiño no se pudo lucir de capote en su primer toro porque se
quedaba prendido en los vuelos, no se si por mal estilo, o por poca fuerza,
pero allí se quedaba, sin dejar opción a darle sitio. De muleta prologa su
labor con ayudados por alto con empaque. El burel sin transmisión, todo lo
tiene que hacer el torero con gran técnica. Prosigue con derechazos de calidad
corriendo la mano y pases de pecho de pitón a rabo. El toro se quedaba corto
por el pitón izquierdo y evidentemente el lucimiento era imposible. Prosigue
acortando distancias, se arrima en exceso y el público lo valora por la entrega,
para concluir con ajustadas bernadinas, pero antes un torero desplante. No
estuvo acertado con el acero largo y tuvo que utilizar el verduguillo.
Su
segundo toro tampoco se presta para e toreo lucido porque sale suelto y no se
fija echando las manos por delante. De muleta el toro fue peor, no obstante
Fandiño lo torea por derechazos y al dar el pase de pecho es prendido
fuertemente quedando conmocionado. Vuelve al toro con mucha vergüenza torera,
para darle algunos pases de trámite y pasaportarlo.