Estamos entrando a lo que
los aficionados llamamos La Semana Grande, es decir la semana previa a la
iniciación de la Feria del Señor de los Milagros. A partir de allí, tras el año
de espera empezamos a dedicar muchos de nuestros pensamientos a lo que
esperamos de la Feria que se avecina. Por eso hoy, como para ir calentando el
ambiente conversaremos un poquito de toros, y se me ocurre hablar de la suerte
de varas, muchas veces no entendida por quienes concurren a las corridas.
La suerte de varas es una de
las partes fundamentales de la lidia pues sirve para descongestionar al
toro haciéndolo sangrar un poco y
atemperando su embestida, pero también es un elemento valioso para medir la
bravura del toro. En la antigüedad se picaba a los toros con caballos sin
protección lo que obligaba a los picadores a tener mucho dominio del caballo y
precisión y fuerza para picar tratando de sacar al toro por delante con la
ayuda de los matadores en forma alternada, empezando por el matador de turno y
siguiendo los otros en orden de lidia. Esa situación daba lugar a lo que hoy se
llama el tercio de quites que en la actualidad está bastante venido a menos
debido a lo poco que se pica a los toros en cuanto a la cantidad de puyazos,
dado que a partir del uso del peto en los caballos, se da lugar a veces a
castigar en exceso a los toros utilizando recursos como la carioca o barrenando
con la puya.
Hasta hace algunas décadas la
puya tenía como tope una arandela que en ocasiones se llegaba a introducir exagerando el castigo, por lo que se optó por
reemplazarla por la actual cruceta que impide traspasar la puya. El puyazo bien
ejecutado debe hacerse en lo alto del lomo detrás del morrillo en lo que se
denomina la cruz. Para medir la bravura del toro el picador de turno se coloca
a contra querencia, es decir en el lado opuesto a los toriles. El otro picador
se quedará cerca de la puerta de ingreso al ruedo por lo que se dice que está “guardando
la puerta”. Situación excepcional es que cuando el toro no acuda al caballo, el
picador puede ir a buscarlo hacia la querencia, lo cual no solo tiene el mérito
de picar donde el toro “pesa más” por el valor que hay que echarle, sino que
requiere de mucha destreza porque no habrá muchas posibilidades de repetir la
suerte.
La suerte de varas es muy
bella cuando se ejecuta con pureza, citando de largo y largando la vara cuando
el toro se arranca para picar en el punto preciso, en todo lo alto, aguantando
el poder del toro y manejando perfectamente el caballo. Y si el toro empuja con
bravura, metiendo los riñones, se consuma uno de los más bellos momentos de la
lidia, en esta suerte que siempre será muy bien apreciada por los buenos
aficionados cuando es bien ejecutada.
Esto ha sido un breve
comentario que comparto con los amables lectores de aficiónperu.com, con el
simple propósito de que sirva para apreciar la suerte de varas.