El
mundo de los toros no ha parado de estar de luto en los últimos meses, pues en
un lapso muy corto los taurinos hemos llorado a tres toreros originarios de
tres países distintos y que entraron en la historia de la manera más trágica,
pero a la vez más heroica, encontrando la muerte en una plaza de toros.
Primero
fue nuestro joven novillero Renato Motta, quien falleció a causa de una grave
cornada en la localidad ayacuchana de Malco y que no pudo ser atendida a tiempo
por la falta de equipo médico en la plaza y por lo accidentado de su traslado a
un establecimiento apropiado. Luego, el veterano matador mexicano Rodolfo
Rodríguez “El Pana” fallecía luego de
más de un mes de agonía a causa de una terrible voltereta ocasionada por un toro
de la ganadería de Guanamé en Ciudad
Lerdo, Durango. Finalmente, completó esta fatídica terna el diestro segoviano
Víctor Barrio, a quien un ejemplar de Los Maños corneó mortalmente en Teruel y
en donde la gravedad del percance no permitió a los médicos hacer nada que
pudiera salvarlo de la fatalidad.
Pues
bien, pese a las inmensas muestras de solidaridad que siempre se generan a partir
de este tipo de trágicas situaciones, también está el lado negro de la
historia, pues existen sujetos -que claramente no merecen el calificativo de
“personas”- que aprovechan estas tristes circunstancias para atacar a la
tauromaquia y a sus protagonistas con el pretexto de encender la llama de un
“animalismo” que francamente es más una moda adquirida que un sentimiento
genuino en la gran mayoría de sus portavoces. Con el avance de la tecnología,
las trincheras virtuales para el escondite de este tipo de entes son más
propicias y entonces las redes sociales les permiten la intromisión en los
grupos de opinión ajenos para la expresión de sus agravios y facilita un adecuado
nivel de camuflaje que puede generarse bajo la adopción de un nombre falso o el
uso de un seudónimo, situación que precisamente ocurrió en el caso de Víctor
Barrio, donde algunos insanos irrumpieron en las redes sociales de grupos de
taurinos e incluso en las de la viuda del torero, para manifestar su
satisfacción por su trágico final e incluso para burlarse de ese fatídico
desenlace, lo que generó inmediatas reacciones en taurinos, pero incluso en
antitaurinos, que más allá de sus convicciones distintas entendieron que esto
era realmente un exceso.
Afortunadamente,
también la ciencia hoy permite identificar a aquellos delincuentes que
valiéndose de medios informáticos cometen conductas ilícitas y, ante ello,
rápidamente se decidió activar una plataforma legal para hallar a los
responsables de la expresión de agravios insensatos a la memoria de Víctor
Barrio, a su familia y al mundo de los toros en general. Ese equipo legal está
encabezado por José Miguel Soriano, Socio de la prestigiosa firma española
Cremades & Calvo Sotelo Abogados y con quien Luis Miguel León conversó en
detalle en una interesante entrevista.